10.000 anys: Art rupestre castellonenc a l’obra de Juan Bautista Porcar
Sala San Miguel de la Fundación Caja Castellón
Del 3 de noviembre al 6 de enero de 2017
La Iglesia Vieja de Les Coves de Vinroma abre las puertas del 9 de junio al 30 de julio a la exposición «10.000 anys: Art rupestre castellonenc a l’obra de Juan Bautista Porcar», con la que se rinde homenaje a la figura de Juan Bautista Porcar en el centenario del descubrimiento de las primeras pinturas rupestres de la provincia de Castelló. La exposición ha sido organizada por la Diputación de Castellón en colaboración con la Fundación Caja Castellón y llega al municipio castellonense tras haber sido exhibida en Castellón, La Vall d’Uixó y Tírig.
La diputación exhibe obras de temática rupestre de Juan Bautista Porcar de la colección provincial. La exposición se acompaña de documentación de la época, además de audiovisuales que establecen un itinerario pedagógico con el objetivo de comprender la importancia de la pintura rupestre en Castelló.
El arte rupestre del arco mediterráneo español, declarado Monumento histórico-artístico en 1924, mereció ser incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1998 por ser testimonio único y excepcional de los orígenes de nuestra sociedad. Muestra de forma gráfica, secuencias de la vida de las sociedades tribales que habitaban el espacio del prelitoral mediterráneo mediante pinturas y grabados realizados con pigmentos naturales que, por su estilo y variedad temática, son únicas en Europa.
Ofrece una imagen excepcional de las sociedades y su simbolismo en un período inicial de la evolución cultural occidental, situadas en el período comprendido entre el Epipaleolítico-Mesolítico, perdurando dentro de las primeras culturas agrícolas, es decir entre 9000/8000 y 4500 años antes de Cristo. Nos descubre, por primera vez, al ser humano como protagonista de esta expresión artística y su relación con el entorno, con la vida, la caza, la religión y las relaciones sociales.
Los ejemplos de la provincia de Castellón se localizan en cavidades naturales de la roca, escogidas por su posición estratégica y privilegiada, en zonas soleadas y con un amplio panorama del entorno así como cerca de puntos estratégicos con agua, lugares de encuentro con la caza, la recolección, la danza, etc.
El hallazgo en 1917 de las pinturas en los abrigos de la Valltorta y estudio de un arte rupestre desconocido hasta el momento por parte de la comunidad científica pionera, puso en valor y legitimó estas manifestaciones de nuestro pasado. La investigación nos ha ido revelando cómo los habitantes de estos lugares, hace miles de años, fueron capaces de crear excelentes obras de arte. Estamos ante las primeras muestras de arte europeo y además de una calidad excepcional.
Su significación sigue siendo motivo de estudio, aunque parece claro que se trata de lugares con un contenido simbólico particular, sitios de culto, enclaves sagrados o bien de enseñanza, por su ubicación. También se trata de lugares donde realizar ritos propiciatorios de caza y lugares de reunión y de herencia de la memoria histórica del grupo. Las pinturas serían como una biblioteca para la transmisión, un vehículo para expresar cultura, conocimientos y creencias. Contemplamos unos 10.000 años de historia, un rico patrimonio artístico considerado entre los más antiguos de la Comunidad Valenciana.
Juan Bautista Porcar
El artista castellonense Juan Bautista Porcar Ripollés participó en 1929 en el descubrimiento de la cueva rupestre de La Joquera y en 1933 realiza, junto a Gonzalo González Espresati y Eduardo Codina, el descubrimiento del importante conjunto pictórico rupestre del Barranco de la Gasulla en Ares del Maestre, a partir del cual entrará en contacto con los grandes arqueólogos Henri Breuil y Hugo Obermaier, con quienes estudió dichas escenas epipaleolíticas, realizando sus calcos. A raíz de este último descubrimiento fue nombrado, por la Junta de Excavaciones Arqueológicas, Delegado para la Investigación del Arte Rupestre de Ares del Maestre.
Su serie de pinturas rupestres se trata de recreaciones realizadas a partir de los calcos que había tomado directamente de las pinturas parietales de la Gasulla en 1934. Sobre esta base compone unos cuadros con finalidad decorativa en donde las figuras están reproducidas con libertad de escala, mientras que en los fondos se permite una mayor fantasía en cuanto a variaciones cromáticas y toque de pincel, hasta el punto de construir, por sí mismos, verdaderas obras abstractas.